La ludopatía no tiene una relación directa con ninguna causa concreta,
sino que es un conjunto de factores lo que puede conducir a
desarrollar un trastorno de juego patológico. Aunque es una enfermedad que se
desarrolla de forma diferente en función de la predisposición y
el entorno del individuo, se establecen diferentes factores de riesgo:
Genética
Parece que la dotación genética influye en la ludopatía, ya que se ha
constatado que los hijos de padres jugadores tienen mayor riesgo de acabar
siendo ludópatas que los hijos de personas no jugadoras. No obstante, el juego
no es un rasgo físico o psíquico que se transmita de padres a hijos, sino que
lo que el hijo hereda es una cierta propensión a hacerse adicto
en caso de exponerse al juego.
Entorno familiar y
social
El entorno más directo (padres y educadores) representa el modelo
de aprendizaje e imitación de muchos jóvenes. Si se fomenta el juego sin restricción
o se practica como un hábito normal dentro del entorno, existe
el riesgo de que más adelante el joven se convierta en un
jugador patológico. Por otro lado, el entorno social (amistades
y grupos sociales en general), unido a un problema o falta de asertividad,
también puede suponer un factor de riesgo.
Problemas psicológicos y
sociales
Las personas que estén pasando por momentos de inestabilidad psicológica
o que tenga problemas personales y sociales representan un grupo
de riesgo importante a la hora de desarrollar ludopatía.
El juego puede servir de escape para huir de la realidad y acabar
convirtiéndose en un hábito patológico necesario.
Estructura del juego y
publicidad
La mayoría de las formas de juego que pueden causar
ludopatía; máquinas tragaperras, bingo, juegos de casino,
etcétera, tienen un componente adictivo que
se basa en la repetición de una conducta que se premia y que crea expectativas
de ser premiada. Según Nieves Andrés, psicóloga, terapeuta de conducta y
miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León, “además de que
muchos juegos están pensados para enganchar, si los jugadores asocian ese
hábito a momentos determinados, como una pausa para tomarse el café o cualquier
tipo de ocio y disfrute, se refuerza la acción de jugar y se puede llegar a
convertir en una necesidad”.
En algunos casos, existe publicidad que se
lanza de forma constante y que refuerza la idea de que el juego puede
ser un medio para resolver problemas económicos y otro
tipo de situaciones conflictivas derivadas de la escasez económica.
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